El proceso de trabajo en Acuarela
Generalmente comienzo con una superficie esfumada y clara que hace de fondo y unifica. Permito que se seque completamente. Luego voy intensificando los colores en sucesivas capas. Los detalles finales siempre son los más brillantes y de colores más puros.
Trabajo sobre distintos tipos de papel, según lo que quiero expresar en la obra. Los papeles de superficie rugosa permiten resaltar las texturas. Los lisos en cambio son especialmente aptos para grandes superficies con sutiles esfumados.
En general pinto series sobre el mismo tema, al que voy variando. Así las ideas se clarifican cada vez más y las acuarelas salen con la mayor soltura y creatividad.
Cuando no sé cómo continuar, dejo descansar la obra por días o semanas. A veces, aparece la solución de un modo veloz, como por arte de magia. Otras, recién después de muchas capas de transparencias y pequeños toques. Para concluir una acuarela, siempre lo hago durante el día, ya que la luz natural es la que mejor permite apreciar los colores.
La acuarela es una técnica de pintura al agua sobre papel. Los colores utilizados son transparentes, por lo que siempre se va a ver a través de las sucesivas capas aplicadas. Esto asusta a algunos, pero se aprende rápido y los resultados son magníficos y completamente diferentes a cualquier otra técnica.
Es necesario un profundo conocimiento del color, así como flexibilidad y capacidad de tomar decisiones con rapidez, debido a los inevitables accidentes que suelen ocurrir. Pero este desafío, una vez dominado, potencia e incentiva la creatividad como ninguna otra técnica pictórica.
El pincel nos permite definir los detalles, contornos, tamaño y cantidad de agua de los elementos que pintamos.
Podemos elegir entre pincel redondo o chato.